La deuda de la esclavitud
¿Debe Estados Unidos pagar reparaciones a los afroamericanos descendientes de esclavos? El debate sobre el pecado fundacional americano revive
Hoy está jubilado, tiene 89 años, pero en cada legislatura durante casi tres décadas, el congresista de Michigan John Conyers proponía un proyecto de ley para que Estados Unidos reconociera “la crueldad, la brutalidad y la falta de humanidad” de la esclavitud, así como “la resultante discriminación económica y racial de los afroamericanos y el impacto en sus descendientes”. La propuesta ni siquiera se llegó a debatir.
La idea de llevar a efecto “reparaciones por la esclavitud” ha estado más o menos presente en la sociedad norteamericana desde la guerra civil. Ya en enero de 1865, meses antes de acabar la contienda, el general William Tecumseh Sherman dictó la famosa orden de campaña conocida como la ley de “los 40 acres y una mula”, en referencia a lo que prometía a los negros recién liberados (el director de cine Spike Lee bautizó su productora 40 Acres & Mule como homenaje). Desde entonces, las iniciativas de reparación se han ido sucediendo. Durante ciertas épocas hibernan, pero, al ser la esclavitud el gran pecado fundacional de Estados Unidos, el debate está ahí y siempre vuelve a resurgir.
Ahora, en 2019, mientras crece el número de demócratas que se postulan para intentar arrebatar el poder a Donald Trump en 2020, han sido varios los candidatos que han vuelto a poner sobre la mesa el tema. Desde la senadora californiana Kamala Harris hasta la veterana Elizabeth Warren, pasando por el antiguo alcalde de San Antonio, Julián Castro, todos —en la actual campaña para lograr representar al Partido Demócrata en las presidenciales del año que viene— han manifestado su apoyo a algún tipo de reparación que mitigue la indeleble mancha norteamericana. En su opinión, la esclavitud no solo causó daño y sufrimiento a los esclavos, sino que instauró todo un sistema de corrupción que infectó, como una gangrena, a la sociedad entera. Se trata, defienden, de una deuda colectiva que sin duda hay que pagar.
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