No continuemos con el Brexit
Los 'brexiters' subestimaron a la Unión Europea, que no está facilitando la salida del club
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Pero es que en materia de acuerdos aduaneros tampoco los terceros países están respondiendo a las pretensiones de Reino Unido. La incertidumbre de la salida del marco común no tranquiliza. Quizá May se vino un poco arriba animada por los brexiters y no dimensionó bien el lugar que realmente ocupa Reino Unido. Primero se dio de bruces con los EE UU de Trump y después, tras una silenciosa visita a la China de Xi Jinping, la noticia más comentada fue cómo ella y su esposo tomaban el mismo tipo de té en casa que les sirvió el presidente chino. En The Guardian, Gary Younge lo expone así: “Las fantasías imperiales británicas nos han traído el Brexit”.
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Tampoco la opinión pública lo tiene muy claro y los medios parecen hacer examen de conciencia: ¿se producirá en algún momento el Brexit? ¿Es posible (y/o legítimo) cambiar de parecer tras un referéndum? ¿Pueden, en definitiva, los británicos volver atrás en el tiempo? Las gentes de Irlanda del Norte tampoco están muy de acuerdo, cuando apenas se han cumplido 20 años desde el Acuerdo del Viernes Santo.
Se sobrestimaron las posibilidades de alcanzar acuerdos comerciales con terceros países
La nostalgia de recobrar la influencia internacional, animada por el lema Make Britain Great Again (volvamos a hacer grande a Gran Bretaña) funcionó electoralmente. ¿Se ponderó lo suficiente este motor del voto? A la vista está que, más de un año y medio después de la votación, periodo durante el cual se debía haber puesto fin a la unión de Gran Bretaña con Europa, la situación dista mucho de una conclusión consensuada y, sobre todo, eficiente.
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Los meses se suceden y la Cámara de los Lores sigue tramitando la “gran ley de salida de Europa”. Allí vemos que sus señorías proeuropeas (que son mayoría en ella) están proponiendo enmienda tras enmienda. Sin duda, un duro y nuevo golpe a lo que está claro que es una salida muy desordenada.
Y así los días, con la opinión pública agotada con la cuestión Brexit, el nuevo libro del liberal Nick Clegg se antoja muy pertinente: How To Stop Brexit (And Make Britain Great Again).
Pero quizá no sea tarde; o, al menos, no demasiado. Tal vez el problema aún pueda revertirse y evitar así una mayor ruptura social y económica para las próximas generaciones. De momento, sin que podamos prever algo distinto, seguiremos abriendo los ojos en la ciudad de Londres para descubrir que este monstruo todavía está allí.
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